sábado, 23 de abril de 2016

Proverbios chinos

Qué misterioso, incluso inquietante, es el viejo pueblo chino, aquel henchido de sabiduría ancestral, y al que yo identifico, en mi fuero interno, con el estricto protocolo en el trato personal, con el control mental, con películas de gestas heroicas con luchas volando entre grandes bambúes, con grandes ejércitos con miles de banderas ondeado al viento…


Ya hace tiempo que conozco ‘El Arte de la Guerra’, de Sun Tzu, y sus sabios consejos como el muy clásico ‘si te conoces, y conoces a tu enemigo, no has de temer por el resultado de 100 batallas, que son grandes lecciones de estrategia, que siguen plenamente vigentes e incluso que se estudian en masters empresariales… y en política.

Hoy recibí, de un amigo, un correo con una serie de viejos proverbios chinos, a cual más profundo y edificante. Leyéndolos, me da la sensación de estar haciendo ejercicios espirituales… o repasando algún Manual del Perfecto Boy Scout. Y no puedo resistir la tentación de ‘inmortalizarlos’ (algunos) en mi Blog.

Helos aquí: empezaré por otro gran clásico...
Si me das pescado, comeré hoy. Si me enseñas a pescar, podré comer todos los días.

Algunos se refieren a reflexiones sobre la levedad del ser humano, y lo negativo de sus prejuicios...
Incluso las torres más altas empiezan en el suelo.
Le pedí a Dios todo para gozar la vida, El me dio vida para gozarlo todo.
Que curioso es el hombre, nacer no pide, vivir no sabe, morir no quiere.
La puerta mejor cerrada es aquella que puede dejarse abierta. 

Ámame cuando menos lo merezca, ya que es cuando más lo necesito.

Otros se refieren a saber adoptar decisiones correctas…
Quien hace una pregunta es ignorante cinco minutos; quién no la hace será ignorante siempre.
Pregunta al hombre con experiencia, no al hombre que dice tener estudios.
Es mejor volverse atrás que perderse en el camino.
Es sabio quien no dice todo lo que sabe y es necio quien no sabe todo lo que dice.
El agua hace flotar el barco, pero también puede hundirlo.
Si haces planes para un año, siembra arroz. Si los haces para dos lustros, planta árboles. Si los haces para toda la vida, educa a una persona.


Y otros, a saber controlar tu espíritu:
Si eres paciente en un momento de ira, escaparás a cien días de tristeza.
No prometas nada cuando te sientas eufórico; no respondas una carta cuando te sientas iracundo.
Si no quieres que se sepa, no lo hagas. 

Si un problema tiene solución, no estés preocupado. Y si no tiene solución, preocuparse no sirve de nada. 
Jamás desesperes, aún estando en las más sombrías aflicciones, pues de las nubes negras acaba cayendo agua limpia y fecundante 

E incluso sobre cómo caminar hacia el perfeccionamiento
La gente se arregla todos los días el cabello. ¿Por qué no te arreglas, también, el corazón?
Un hombre debe tener la edad de la mujer a la que ama.
Cuando llegues a la última página, cierra el libro.
El jade necesita ser tallado para ser una gema.


Y este último me parece el compendio de cómo deambular, sabiamente, por la vida:
No puedes guiar el viento. Pero si puedes cambiar la dirección de tus velas.

Bonito ¿no?

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