lunes, 10 de abril de 2017

Sutilezas...

H ay frases sutiles que definen perfecta y rápidamente el ‘status quo’ de una situación, el ‘momento psicológico’ de una concreta circunstancia o, simplemente, la agudeza de un interlocutor. Ya mencioné, en una ocasión, que puedes llamar, impunemente, ‘hijoputa’ a un personaje, escudándote en la conocida polisemia de que querías decirle que es ‘un tío de puta madre’

Y muy sutiles son, igualmente, muchas frases atribuidas a Groucho Marx, como aquella de ‘estos son mis principios pero, si no le gustan… tengo otros’.
O la de la esposa de un famoso (y pesado) senador americano, que le susurró, por lo bajinis, en un largo discurso…  
- Querrridou… que no hace falta ser eterno para ser inmortal

O la pregunta del millón: ¿Por qué bragas es plural y sujetador es singular?

Es muy famosa una historia de las (viejas) Cortes Españolas donde un diputado, polemizando con un adversario político, argumentó, finalmente, que ‘no se podía esperar otro criterio de alguien que duerme en camisón’, a lo que el contrincante, mordazmente, respondió comentando en voz alta, desde su escaño…
- ¡Qué barbaridad, qué indiscreta en la esposa de su Señoría…!

Hábil era también, según cuentan, el primer conde de Romanones. En una época en que se compraban impúdicamente los votos del (en general, inculto) paisanaje, visitando un pueblo, al ver que se le había adelantado su oponente, lo arregló así:  '¿Qué Don Fulano solo te ha dado dos duros por votarle... ? Vamos a arreglarlo: a ver, dame esos dos duros que toma, yo te doy tres, pero para que me votes a mi'.

Claro que, hablando de sutilezas, nada como la de Oscar Wilde. Se encontró, en un club de Londres, con un antiguo conocido, a quien acompañaba un joven muy agraciado.
- Mr. Wilde, le presento a mi sobrino.
A lo que don Oscar, muy educado y sonriente, le saludó con cordialidad
- Oh, si, nos conocemos
Y añadió, con mucha sorna...
- Fue sobrino mío el año pasado.

¡Ay… las sutilezas…!

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